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Cultura verde Lacianiega

  • Foto del escritor: Bárbara AR
    Bárbara AR
  • 16 ene 2019
  • 2 Min. de lectura

Permitidme que en esta entrada os hable de las brañas como le he hablado a muchos amigos que me preguntaban qué eran. ¿Pero la braña es un pueblo? No, la braña no es un pueblo.



En la Cordillera Cantábrica la actividad ganadera ha sido siempre una de las principales actividades económicas. A pesar de que otras actividades como la minería adquirieron el papel de principal motor de la economía en las cuencas, aún se mantiene la ganadería extensiva en algunas zonas, aunque en un porcentaje mucho menor que antaño, debido a la fuerte despoblación que han sufrido las zonas rurales en las últimas décadas.

En estas zonas, cuando el invierno mantiene las montañas nevadas y frías, el ganado permanece estabulado en el fondo de los valles. Al acercarse el verano y estar ya al descubierto el pasto de alta montaña, cuya calidad siempre ha sido conocida y apreciada por los ganaderos, éstos suben sus rebaños a altitudes superiores a los 1000 m. Esas zonas de montaña, pertenecientes a algún pueblo colindante, son las brañas. En Asturias y León las brañas suelen tener una serie de cabanas de piedra en las que antaño se guardaba el ganado y tenían una pequeña estancia para el pastor, que muchas veces hacía noche allí. Actualmente la mejora de las vías de acceso y los vehículos permiten bajar a diario al pueblo y no hace necesario el aprovisionamiento de antes. Existen brañas con cabanas dispuestas de diferente manera. Algunas como las de la imagen, la braña de Mumián en Somiedo (Asturias) se asemejan a un poblado remoto en las alturas, mientras que en otras las cabanas se encuentran a lo largo de varios kilómetros de un camino o pista. Del mismo modo, también encontramos fundamentalmente dos modelos de cubiertas de las cabanas. En Somiedo se conserva mucho la cubierta de teito, hecha normalmente con distintas especies entre las que están la escoba, el piorno, o el brezo. Este tipo de cubiertas necesitan renovarse cada cierto tiempo dado el deterioro del material, aunque son más duraderas de lo que se pueda pensar en un principio (unos veinte años si está correctamente teitado). Esta opción era la que predominaba antiguamente en otras zonas, debido a que aísla mucho mejor que otro tipo de cubiertas. Sin embargo, en el extremo oeste asturiano y en la parte leonesa este teito ha sido sustituido por la losa, cambio impulsado principalmente por el riesgo y las consecuencias de un incendio en cabanas de teito. También existen pueblos con una braña, y pueblos con más de una (debido a que la palabra ha derivado a hacer referencia a las zonas con cabanas).

Hoy en día, las cabanas de aquellas personas que ya no se dedican a la ganadería  han sido reacondicionadas y se utilizan para el ocio, convirtiéndose improvisadamente en una casa rural perfecta para la desconexión. Os invito a conocer no una, sino tantas brañas como podáis. Como he dicho, las hay de todas las formas, y seguro que ni las cabanas ni el entorno que las rodea os dejará indiferentes.

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