Hay sitios que, si no los tienes cerca, no esperas encontrar en tu territorio. Un buen ejemplo de ello son las Bárdenas Reales, un paisaje semidesértico ubicado en una comunidad a la que la mayoría de la gente asocia de primeras paisajes de grandes hayedos, frondosos y exuberantes.
Pues bien, pasando el pueblo de Arguedas encuentras el centro de visitantes del declarado Parque Natural en 1999, que es también una de las varias entradas que hay a este amplísimo paraje.
Mi recomendación, si no habéis ido nunca, es que empecéis por aquí, ya que permite obtener información sobre el lugar y es la zona donde se ubica la imagen más representativa de las Bárdenas: el Castildetierra. Además, permite hacer dos itinerarios en coche (uno corto y otro largo) que son una buena opción para amantes de la fotografía que, como nosotros, no contasen con tiempo suficiente para explorar este lugar con el tiempo que merece.
Pero además de la Bárdena Blanca, el lugar al que me acabo de referir, las más de 40.000 hectáreas de esta Reserva de la Biosfera contienen dos zonas con una composición que las permite diferenciarse de la central: El Plano, al norte, mucho más llana (como su nombre indica); y La Negra, en el extremo sur, denominada así por el oscuro sustrato de la zona y que posee más vegetación arbórea que las otras dos.
Ya sólo el paisaje es digno de de la visita, e incluso probablemente permanezca protagonista sobre otros aspectos, pero en las Bárdenas también se puede encontrar una buena muestra de aves esteparias, como el sisón (Tetrax tetrax) (ave del año 2018), rapaces como el buitre leonado (Gyps fulvus) o mamíferos como el tejón (Meles meles).
Si no lo conoces, no esperes a organizar un viaje para hacerlo; y en caso contrario, cuenta tu experiencia en los comentarios para no perder detalle de este enclave de nuestros paisajes.